miércoles, 2 de julio de 2008

Editorial: Programa "La Furia y el viento".

23 de Junio

A Nadal, a lo sumo, se le pudo escapar la tortuga, pero era ajeno a las operaciones de fraude a la administración pública y peculado de fondos destinados a la asistencia comunitaria que se le imputan y que motivaron su procesamiento por orden del juez de instrucción Nº4, Miguel Alegre, que también dispuso un embargo de 150 mil pesos para cada uno de los involucrados en el desfalco: esa lectura exculpatoria para su defendido, que de tan naif insulta la inteligencia hasta de la tropilla comunicacional del gobierno, es la que propone su letrado, el penalista Jorge Buompadre, que reparte sus buenos oficios en esa rama del derecho con otros clientes ilustres, como el represor y productor agropecuario Juan Carlos Demarchi, inculpado por la comisión de crímenes de lesa humanidad. Buompadre y Demarchi no son satélites sin órbita que deambulan en el limbo, sino emergentes directos de la clase dominante correntina: Demarchi se desempeñó como presidente de la Sociedad Rural (filial local) y su nombre fue vitoreado a propuesta de Luciano Miguens poco después que cayera en desgracia en una exposición ganadera con auspicio del gobierno, y Buompadre - cuya defensa de la represión ilegal no se circunscribe a un repertorio leguleyo plagado de tecnicismos sino que avanza en un alegato político con sesgos cuasigolpistas – es vicedecano de la Facultad de Derecho de la universidad pública, bastión tradicional de Franja Morada y escuela de ‘cuadros’ del radicalismo. Nuestro eminente penalista y redomado demócrata, comparte binomio con la titular de esa casa de estudios, la militante colombista Virginia Torres de Breard. Lo curioso es que Buompadre y Torres abrevan en las aguas del radicalismo concertador alineado con el kirchnerismo, pero aparecen ligados con referentes de la dictadura genocida.

Con todo, el “gallego” G. Nadal fue beneficiado con una eximición de prisión mientras se tramita la causa donde se escurrieron 200.000 pesos de una partida general para cubrir los requerimientos de un programa comunitario destinado a la infancia desnutrida e indigente, y en la que además se utilizaron facturas apócrifas

La Secretaría de Desarrollo Humano quedó virtualmente desguazada tras la destitución en masa de la plana mayor de la dependencia, ni bien se conociera la orden de procesamiento librada por el juez Alegre. El pobre “gallego” ya no tiene retorno, pero hay un nombre en la gatera que suena como pieza de recambio: el arturista Miguel Bassi, cuyos detractores alguna vez supieron involucrarlo en sendos episodios de abigeato.

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