miércoles, 2 de julio de 2008

Editorial: Programa "La Furia y el viento".

Martes 24 de Junio

Abrumado por las denuncias judiciales que lo ponen en el centro de un torbellino administrativo con atisbos de escándalo, el responsable de la estratégica cartera de Desarrollo Humano, Salvador González Nadal, soportó la afrenta de que su mentor Arturo Colombi le soltara la mano y se vio forzado a presentar su renuncia. Es el primer funcionario del ciclo político inaugurado por los bandoleros cordobeses que debe resignar el cargo por un episodio de corrupción. Lo que suena paradójico si se toma nota de que los Colombi hicieron de la exacción ilegal de los recursos públicos y el saqueo de los activos estatales su patrón permanente de acumulación política, pero por contrapartida sugiere el dato de que hasta el latrocinio desbocado de esta horda tiene sus límites, de que la impunidad no es infinita y – lo que abre un arco de esperanza en el futuro- , de que algunos amanuenses del gobierno ya no se protegen con uniformes de amianto, ni son impermeables al descrédito.
Hubo purga general y masiva; toda la plantilla regenteada por González Nadal se agolpó en la puerta del despacho del gobernador renuncia en ristre, ningún estamento de esa repartición quedó exento del operativo limpieza que se extendió por todo el epicentro del desastre . A Nadal y sus muchachos se les imputa un faltante de 200.000 pesos destinados a la provisión de comedores comunitarios. Dicho en criollo: le robaron a las criaturas, le sacaron el pan de la boca a niños estragados por el hambre. Algunos especulan que con los dividendos de ese y otros enjuages, Nadal se lanzó a distintos emprendimientos comerciales, como un complejo gastronómico ubicado en proximidades del Tennis Club que rinde homenaje a sus afanes y evoca su insigne nombre.
Otra que salió eyectada por la ventana es la pejotista María Elena Chieno, una fiel ladera del ex vicegobernador y eximio estratega Eduardo Leonel Galantini que en una fina maniobra de ajedrez político la despojó de su banca en el Senado para borrarla en la selva administrativa comandada por una escuadra de radicales. De yapa, terminó confundida con una gavilla de piratas.
Pero el principal destinatario de este insólito espasmo de honradez que asalta al mandatario correntino y su cohorte es su predecesor inmediato Ricardo Colombi, en cuya gestión tuvo lugar el desfalco que hoy se le achaca a G. Nadal. Claro que como durante la gestión de Ricardo su primo y sucesor ofició de cajero y operador de trastienda, lo más probable es que el tiro salga por la culata.

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